
El desarrollo dental de los niños no solo depende de la genética, sino también de ciertos hábitos adquiridos desde la infancia. Muchas costumbres que parecen inofensivas pueden influir negativamente en la alineación de los dientes, el crecimiento de los maxilares y hasta en la respiración. Identificarlas a tiempo es clave para prevenir problemas futuros que requieran tratamientos ortodóncicos o funcionales.
1. Chuparse el dedo: más que un simple hábito
El reflejo de succión es natural en los bebés y les proporciona seguridad y confort, pero cuando persiste más allá de los 2 o 3 años, puede generar problemas en la mordida. La presión constante del dedo contra el paladar y los dientes superiores puede provocar:
- Mordida abierta anterior (los dientes superiores no contactan con los inferiores al cerrar la boca).
- Protrusión de los incisivos (dientes frontales superiores inclinados hacia adelante).
- Alteraciones en el desarrollo del paladar, haciéndolo más estrecho y generando problemas respiratorios.
Si tu hijo mantiene este hábito después de los 3 años, es importante buscar estrategias para reducirlo, como refuerzos positivos o juguetes de transición que reemplacen la succión.
2. Uso prolongado del chupón: cuándo y por qué retirarlo
El uso del chupón puede ser una herramienta de consuelo en los primeros meses de vida, pero su uso prolongado puede traer consecuencias negativas. Cuando se mantiene después de los 2 años, puede:
- Deformar el paladar, haciéndolo más estrecho.
- Alterar la alineación de los dientes, favoreciendo mordidas abiertas o cruzadas.
- Influir en el desarrollo del habla al modificar la posición de la lengua.
Lo ideal es retirar el chupón de manera progresiva antes de los 18 meses y, si el niño aún lo usa a los 2 años, buscar alternativas para eliminarlo sin generar ansiedad.
3. Respiración oral: un signo de alerta
La respiración por la boca, en lugar de por la nariz, no solo afecta el descanso del niño, sino también su desarrollo facial y dental. Puede estar causada por obstrucciones nasales, alergias o amígdalas inflamadas, pero sus consecuencias van más allá:
- Favorece el crecimiento de un paladar estrecho y alto.
- Puede provocar mordidas abiertas o problemas en la alineación dental.
- Afecta la postura de la lengua, lo que repercute en la fonación y la deglución.
- Puede derivar en problemas posturales y de sueño, como el ronquido o la apnea infantil.
Si notas que tu hijo mantiene la boca abierta durante el día o al dormir, consulta con un especialista en odontopediatría o un otorrinolaringólogo para evaluar la causa y encontrar la mejor solución.
La importancia de la prevención y el seguimiento odontológico
Controlar estos hábitos a tiempo puede marcar una gran diferencia en la salud dental de tu hijo. Una revisión odontológica temprana permite detectar cualquier alteración en el crecimiento de los maxilares y evitar complicaciones futuras.
En KIDDEN estamos comprometidos con el bienestar y desarrollo saludable de los niños. Si identificas alguno de estos hábitos en tu hijo, agenda una consulta con nosotros. Juntos podemos cuidar su sonrisa desde la infancia.
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