
El sueño es un proceso biológico esencial para el aprendizaje, la memoria, el equilibrio emocional y el desarrollo físico de los niños. Sin embargo, la vida moderna, los dispositivos electrónicos y ciertos problemas de salud han hecho que cada vez más pequeños duerman menos o tengan un descanso de mala calidad. Estas alteraciones no solo afectan su energía diaria, sino que pueden repercutir directamente en su rendimiento escolar.
¿Por qué el sueño es clave para el aprendizaje?
Durante las fases de sueño profundo y sueño REM, el cerebro procesa y consolida la información aprendida durante el día. Según la National Sleep Foundation, los niños en edad escolar necesitan entre 9 y 11 horas de sueño por noche para un funcionamiento óptimo. Cuando estas horas no se cumplen, la capacidad de atención, memoria y resolución de problemas puede verse comprometida.
Señales de que tu hijo no está descansando lo suficiente
- Dificultad para concentrarse
La falta de sueño reduce la capacidad de mantener la atención en clase, lo que puede provocar que el niño pierda instrucciones importantes o no complete sus tareas adecuadamente. - Cambios de humor y mayor irritabilidad
Un descanso insuficiente está relacionado con un mayor riesgo de ansiedad, irritabilidad y baja tolerancia a la frustración. - Somnolencia diurna
Dormirse en clase, cabecear al leer o mostrar fatiga constante durante actividades escolares puede ser una señal de sueño de mala calidad. - Disminución en el rendimiento académico
Estudios han demostrado que los niños con trastornos del sueño, como la apnea obstructiva del sueño, obtienen puntuaciones más bajas en pruebas de lectura y matemáticas (Gozal, 1998). - Problemas de memoria
Sin un descanso adecuado, la transferencia de la memoria a corto plazo hacia la memoria a largo plazo se ve interrumpida, afectando el aprendizaje.
Posibles causas de sueño insuficiente
- Uso prolongado de pantallas antes de dormir.
- Rutinas irregulares de sueño.
- Problemas respiratorios como congestión nasal o apnea del sueño.
- Estrés o ansiedad.
- Hábitos alimenticios inadecuados antes de dormir.
¿Cómo mejorar la calidad del sueño?
- Mantener horarios regulares para dormir y despertar, incluso fines de semana.
- Evitar pantallas al menos una hora antes de dormir.
- Crear un ambiente de descanso tranquilo, con poca luz y sin ruidos.
- Fomentar la respiración nasal adecuada.
- Consultar con un especialista si existen ronquidos, pausas respiratorias o despertares frecuentes.
El sueño es un factor determinante en el rendimiento escolar y el bienestar emocional de los niños. Detectar y corregir a tiempo los problemas de descanso no solo mejora sus calificaciones, sino que contribuye a su desarrollo integral. Un niño que duerme bien es un niño con mayor capacidad para aprender, adaptarse y crecer de manera saludable.
En KIDDEN, contamos con especialistas que pueden evaluar si la calidad del sueño de tu hijo es la adecuada y orientarte en los pasos necesarios para optimizarla.
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