Comer con la boca abierta suele percibirse únicamente como un hábito poco estético o de falta de modales, pero en la infancia puede ser un reflejo de un problema más profundo relacionado con el desarrollo dental, la respiración o la función orofacial. Identificar este comportamiento en los niños no solo ayuda a mejorar sus hábitos sociales, sino también a detectar alteraciones que pueden influir en su salud general.

¿Por qué los niños comen con la boca abierta?

Existen diversas causas que pueden explicar por qué un niño mastica o respira con la boca abierta mientras come:

  1. Respiración oral
    La causa más frecuente es la dificultad para respirar por la nariz debido a alergias, adenoides inflamadas o desviaciones en el tabique nasal. Los niños que respiran por la boca tienden a mantenerla abierta constantemente, incluso durante la alimentación. Estudios han mostrado que la respiración oral puede afectar el desarrollo facial, con maxilares más estrechos y problemas de mordida (Souki et al., 2009).
  2. Mala alineación dental o problemas de mordida
    Maloclusiones como mordida abierta, sobremordida o mordida cruzada pueden dificultar la masticación adecuada, obligando al niño a abrir más la boca durante el proceso.
  3. Déficit en la coordinación orofacial
    Algunos niños presentan dificultades en la coordinación de los músculos de labios, lengua y mandíbula, lo que se traduce en hábitos como masticar con la boca abierta o deglutir de manera atípica.
  4. Falta de hábitos adquiridos
    En ocasiones, el niño no presenta ningún problema médico o estructural, pero no ha sido guiado en hábitos de alimentación adecuados. La educación y el ejemplo en la mesa son clave para corregirlo.

¿Qué consecuencias puede tener este hábito?

Comer con la boca abierta no solo afecta a nivel social, también puede tener repercusiones en la salud oral y general:

Señales de alerta en casa

Los padres pueden observar estas situaciones para detectar si el hábito tiene un origen clínico:

Si notas estas señales, lo recomendable es acudir con un especialista para una valoración.

¿Cómo ayudar a tu hijo a corregirlo?

Comer con la boca abierta en los niños puede ser más que un simple hábito. En muchos casos, es un indicador de problemas de respiración, mordida o coordinación orofacial que deben atenderse a tiempo. Detectar y corregir este comportamiento de manera temprana no solo favorecerá su salud, sino también su seguridad emocional y social.

En KIDDEN, contamos con especialistas que pueden ayudarte a identificar la causa y acompañar a tu hijo en el proceso de corrección. Una evaluación temprana puede marcar la diferencia en su desarrollo.

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