
¿Tu pequeño habla con la boca abierta? Descubre si es solo un hábito o algo que hay que revisar
En la infancia, ciertos hábitos pueden parecer inofensivos, pero en realidad pueden ser señales tempranas de alteraciones en el desarrollo oral y respiratorio. Hablar con la boca abierta es uno de ellos. Aunque a simple vista podría interpretarse como una costumbre o una forma “natural” de comunicarse, en muchos casos está relacionado con problemas en la respiración, el desarrollo facial o incluso la postura de la lengua.
¿Por qué algunos niños hablan con la boca abierta?
La causa más frecuente detrás de este hábito es la respiración oral. Cuando un niño no logra respirar de manera efectiva por la nariz —ya sea por congestión nasal crónica, alergias, adenoides inflamadas o desviación del tabique— tiende a mantener la boca abierta para facilitar el ingreso de aire. Esto no solo ocurre al dormir, sino también al hablar o en reposo.
En un estudio publicado por Abreu et al. (2008), se encontró que el 55% de los niños que respiraban predominantemente por la boca presentaban alteraciones en la postura de la lengua y los labios, lo que influía en su pronunciación y articulación de sonidos.
Consecuencias de hablar con la boca abierta
- Alteraciones en el desarrollo facial
Mantener la boca abierta de forma habitual modifica la posición de la mandíbula y puede derivar en un crecimiento alargado del rostro, estrechamiento del maxilar superior y mordida abierta. - Problemas en la articulación del habla
La posición incorrecta de la lengua y la falta de cierre labial pueden dificultar la pronunciación de ciertos sonidos, especialmente aquellos que requieren contacto de la lengua con el paladar. - Respiración ineficiente
La respiración oral no filtra, humedece ni calienta el aire como lo hace la respiración nasal, lo que puede incrementar la predisposición a infecciones respiratorias y alergias. - Cansancio y menor concentración
Estudios han demostrado que los niños con respiración oral tienen mayor probabilidad de sufrir trastornos del sueño, lo que repercute en su energía y rendimiento escolar.
¿Cuándo acudir a un especialista?
Si notas que tu hijo mantiene la boca abierta con frecuencia, respira por la boca o presenta dificultad para pronunciar algunos sonidos, es recomendable acudir con un odontopediatra o un especialista en ortopedia maxilar. En muchos casos, la evaluación incluirá un trabajo conjunto con un otorrinolaringólogo para descartar problemas de vía aérea.
¿Qué tratamientos existen?
El tratamiento dependerá de la causa principal:
- Corrección de obstrucciones nasales (tratamiento médico o quirúrgico).
- Ejercicios de terapia miofuncional para fortalecer labios y lengua.
- Aparatología interceptiva para favorecer un crecimiento armónico del maxilar y la mandíbula.
- Educación en hábitos saludables de respiración.
Hablar con la boca abierta no siempre es solo una costumbre: puede ser una señal de que tu hijo necesita atención especializada. Detectarlo y tratarlo a tiempo no solo mejora su comunicación y desarrollo facial, sino que también favorece su salud respiratoria a largo plazo.
En KIDDEN, contamos con un equipo que puede identificar la causa y acompañarte en el tratamiento más adecuado para tu pequeño.